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Photo: UN Women/Allison Joyce
8M: "Sin igualdad no hay ciudades inclusivas ni sostenibles"
Por Sunita Nasir Tareen, ex funcionaria de ONU. Ingeniera civil afgana dedicada a promover el desarrollo sostenible y el empoderamiento de las mujeres.
Soy Sunita Nasir Tareen, una mujer afgana que ha experimentado ser inmigrante dos veces en su vida.
La primera vez, en 1995, mientras la República de Afganistán se derrumbaba por los talibanes, tuvimos que abandonar el país para salvar nuestras vidas. Mi familia estaba amenazada porque mi padre era asesor del Primer Ministro en aquella época, y el régimen talibán buscaba a los funcionarios del gobierno para detenerlos.
Además, yo soy de la provincia de Panjshir, la única provincia que no está bajo el control de los talibanes, y en la que se formó el Equipo de Resistencia Nacional del héroe nacional Ahmad Shah Masood. En ese momento, los talibanes pretendían detener a los habitantes de esa provincia para intercambiarlos con sus prisioneros. No teníamos otra opción que huir, y la mejor manera era ir a Pakistán, por ser país vecino de Afganistán.
En 2001, cuando se formó el gobierno provisional en Afganistán, volvimos a Kabul y continuamos nuestra vida en nuestro país. Terminé una carrera en Ingeniería Civil en 2013. Mi objetivo en la vida era trabajar por el desarrollo de mi país, razón principal por la que decidí ser ingeniera como medio para lograr mi misión. He trabajado desde 2010 con muchas organizaciones y empresas, y empecé a trabajar para las Naciones Unidas justo después de terminar mi carrera en 2013.
Retos, limitaciones y barreras
En agosto de 2021, tras el colapso de la República Islámica de Afganistán por los talibanes por segunda vez, tuve que abandonar mi país para sobrevivir y salvar mi vida de nuevo. Aunque ahora estoy en un lugar seguro, sigo preocupada por mi familia (mis padres y hermanos) y mis suegros (la madre y los hermanos de mi marido), porque siguen en Afganistán y sus vidas están amenazadas.
Afganistán lleva más de treinta años en conflicto. Durante estas tres décadas, la población afgana ha experimentado y presenciado una violencia y una agitación indescriptibles. Las desapariciones forzadas, las ejecuciones sumarias, las torturas, las violaciones, los bombardeos arbitrarios y la destrucción indiscriminada han formado parte de la vida cotidiana durante décadas.
Siempre ha sido difícil para las mujeres afganas, incluso durante la época de la república islámica, siempre hubo limitaciones para los derechos humanos básicos de las niñas y las mujeres, como la educación, el acceso al mercado laboral, la libertad de expresión, etc.

Siendo una mujer afgana, me enfrenté a muchos retos, limitaciones y barreras en todos los aspectos de la vida, aunque tuve padres que me apoyaron. Mis padres sirvieron toda su vida para la educación de mi hermana y la mía. A pesar de que no es normal que una mujer trabaje fuera de casa, de alguna manera pude romper el tabú y, tras terminar mi licenciatura, empecé a trabajar como ingeniera para las Naciones Unidas, persiguiendo el desarrollo de mi país.
Como persona y como miembro de ONU-Hábitat he trabajado para hacer realidad un mundo en el que hombres y mujeres sean reconocidos como socios claves del desarrollo en igualdad de condiciones para tener los mismos derechos humanos y las mismas libertades fundamentales, incluida la no discriminación en las políticas y prácticas urbanas.
Sólo así se podrán conseguir ciudades socialmente inclusivas y ambientalmente sostenibles de forma más rápida, completa y sostenible. Por ello, decidí apoyar a los más necesitados, transformando los obstáculos en oportunidades para que otros de mi tipo puedan hacer cambios positivos en sus vidas.
Logros y proyectos
Mi profesión es la ingeniería civil para hacer ciudades y comunidades seguras, pero mi pasión siempre ha sido trabajar por los derechos de las mujeres, para hacer frente a sus necesidades, a su bienestar y para garantizar la igualdad de género para el desarrollo sostenible.
Los programas en los que he participado tenían entre el 20% y el 30% de las subvenciones asignadas a proyectos identificados como femeninos, que beneficiaban directamente a mujeres y niñas. Su objetivo específico era mejorar el espacio público, la movilidad y las oportunidades de empleo, y reforzar las capacidades de las mujeres y las niñas.
He aquí algunos de los logros para la igualdad de género y la reducción de las desigualdades en los programas en los que he formado parte:
El Programa de Asistencia a la Gobernanza Municipal (MGSP) ha apoyado la elaboración de reglamentos y procedimientos que mejorarán el acceso de las mujeres a los derechos de propiedad. El reglamento de los certificados de ocupación prevé el registro de las mujeres como propietarias únicas o copropietarias. Estos procedimientos también ofrecen incentivos a los hogares que registran a las mujeres como propietarias o copropietarias.
En consonancia con el objetivo de las Naciones Unidas de una representación equitativa de hombres y mujeres en el lugar de trabajo, ONU-Hábitat Afganistán ha instituido una estrategia para aumentar el número de personal femenino entre sus programas. El Programa de Prácticas Profesionales (PPP) recluta a mujeres recién graduadas para que trabajen con ONU-Hábitat durante 6 meses o un año, con la posibilidad de solicitar puestos en proyectos de ONU-Hábitat al finalizar las prácticas. El programa PPP ayuda a las jóvenes a adquirir experiencia laboral y a mejorar su confianza en sí mismas para buscar empleo y trabajar fuera de casa. A través del programa de ferias de empleo en las universidades, pudimos contratar a más de cien mujeres jóvenes.
Provisión de espacios públicos seguros para las mujeres a través de parques y centros.
Desarrollo de la capacidad de las mujeres a través de oportunidades de financiación para nuevas empresas y empresarias afganas.
Más de 2.000 mujeres empleadas, especialmente mujeres desplazadas internas y retornadas.
No es fácil para mí experimentar la misma situación dos veces. Dejé atrás a mi familia, mi carrera, mi país, mis amigos y mi identidad sólo para sobrevivir. Ahora estoy viviendo en España como persona refugiada, y debo empezar desde el principio.
No es fácil, pero las mujeres somos resilientes. Sobreviví todos estos años para contribuir a la consecución de los derechos básicos de las mujeres y aún no he terminado. Seguiré con mi misión y alzaré la voz de las mujeres, especialmente de las mujeres afganas, durante toda mi vida.

Sunita Nasir Tareen
Civil Engineer
Sunita, ex funcionaria de la ONU, es una ingeniera civil dedicada a promover el desarrollo sostenible y el empoderamiento de las mujeres. Ha dirigido proyectos a gran escala en el campo del desarrollo urbano sostenible en Afganistán. Entre otros ha trabajado en el registro de propiedades informales; acceso de las mujeres a los derechos de propiedad de vivienda; provisión de espacios públicos para mujeres, creación de capacidad de las mujeres a través definanciación para nuevas empresas y mujeres empresarias; y sistemas de gobernanza municipal inclusivos. Sunita es una defensora activa en la implementación de los ODS.

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